Con una mirada hacia la naturaleza, Anna Guilhermina disecciona paisajes en capas visuales y materiales. La idea del montaje en su obra guía experimentos más allá del universo digital, donde diferentes objetos e impresiones se superponen para componer un nuevo escenario. Elementos como madera, cobre, acrílico y vidrio componen conceptualmente un diálogo directo entre materia y figuración, presentándose a veces como soporte y otras como intervención.

Dentro de esta investigación, la fragmentación se convierte en un objeto de reflexión en la producción de imágenes. A través de rotaciones y superposiciones, la artista crea escenarios o lugares imposibles e irreales, proponiendo juegos de reconocimiento y desconocimiento entre las diversas interpretaciones que atraviesan su obra.

Fácilmente habitables, estos espacios se mueven entre el sueño y la realidad, tejiendo, a través de diferentes caminos, la línea conceptual que guía el trabajo de la artista.