Art Madrid'25 – WIM DELVOYE: ARTE TRANSGRESOR NO APTO PARA TODOS LOS PÚBLICOS

Wim Delvoye acaba de despedir la exposición monográfica que le han dedicado los Reales Museos de Bellas Artes de Bélgica, en Bruselas, en una arriesgada propuesta en la que la subversiva obra escultórica del artista convivió con las piezas clásicas de la colección del museo.

Wim Delvoye, instalación de “Tabriz”, “Shahreza”, “Arak”, “Karaj”, “Khermanshah” y “Bidjar”, 2010-2016, en la sala del museo con “Le martyre de Saint Liévin” de Rubens al fondo. Foto: El Gran Otro, por Por Patricia Lago L. y Maximiliano Turri.

Si algo es evidente en el trabajo de Delvoye es su deseo de remover conciencias y plantear una lectura abiertamente crítica de nuestro entorno globalizado. No es difícil advertir un mensaje que se burla de los modelos establecidos en nuestra sociedad con un lenguaje irónico que retrata la hipocresía de nuestro tiempo. El uso intencional de los referentes contemporáneos en contextos aparentemente absurdos o impropios, producen un choque de ideas que abre la puerta a la reflexión. Entre la repulsa y la complicidad, los espectadores de su trabajo se enfrentan a una apuesta transgresora que pocas veces deja indiferente.

Wim Delvoye, “Truck Tyre”, 2017. © Cortesía de Wim Delvoye / foto: Studio Delvoye, vía RMFAB

Otro de los factores que favorecen el impacto de su discurso es la elección de los formatos. Delvoye no se conforma con piezas de pequeñas dimensiones, sino que se lanza a lo grande, con esculturas e instalaciones que logran una gran presencia en el espacio. De este modo, el montaje de las exposiciones logra romper la quietud de las salas y generar un verdadero diálogo entre el pasado y futuro. El autor, ya veterano en estas propuestas organizadas en museos clásicos, como el Louvre o el Museo de Bellas Artes Pushkin de Moscú, agradece la oportunidad de hacer convivir el arte contemporáneo con el histórico porque atrae a un público que en cierta medida ya ha perdido el interés por lo antiguo. Así, la muestra “Esculturas” de Bruselas se sitúa en medio de los pasillos y salas de exhibición bajo la atenta mirada de los personajes de Rubens, dispuestos en las paredes pintadas en color salmón y aguamarina.

Wim Delvoye, “Cloaca New and Improved”, 2001. © Cortesía de Wim Delvoye / foto: Studio Delvoye, vía sculpturemagazine.art

La extensa obra de Delvoye juega también con la variedad de disciplinas y técnicas, además del uso del clasicismo y de referentes tomados de toda la historia del arte. El resultado es perturbador. Tiempo atrás había presentado una polémica escultura en la que un Cristo crucificado y retorcido sobre sí mismo como un pretzel se exponía frente a un óleo que representaba el entierro de Jesucristo. Otro tanto puede decirse de su pieza “Cloaca New and Improved”, o simplemente “Cloaca”, presidida por un enorme letrero con esta palabra que emula el logotipo de Ford, en la que representa, a modo de cadena de montaje con recipientes de cristal y material de laboratorio, un proceso digestivo al completo cuyo resultado es el esperado: heces servidas en un enorme vaso de precipitados. Asimismo, destaca la instalación “Cabinet”, un conjunto de piezas cerámicas que representan botellas de gas y hojas de sierra circular pintadas en azul con el estilo tradicional de Delf y dispuestas en una vitrina de madera hecha a mano en Indonesia. Esta obra busca concienciar sobre los efectos de la ocupación colonial y su impacto en el curso de la historia, y la forma de tratar este concepto nos obliga a repensar lo que estamos viendo para ir más allá del plano visible.

Wim Delvoye, “Untitled (Fortnite 01)”, 2019. © Cortesía de Wim Delvoye / foto: Studio Delvoye, vía RMFAB

Con una exquisita factura, Delvoye se atreve con numerosos materiales que poco a poco se doblegan al impulso de sus ideas. Ya sea metal, ya piedra, el conjunto de su trabajo es ecléctico y difícil de clasificar. Quizás podríamos agruparlo bajo un hilo conductor común que es el deseo de cuestionar el status quo de las cosas, los supuestos beneficios de esta modernidad galopante que nos enajena y nos atrapa, pero que nos da también la libertad de poder realizar proyectos como los que este autor plantea, y hacerlos convivir con el pasado del arte. Vivimos en un mundo perturbador. Gracias Delvoye.

 

La escena del arte contemporáneo en Madrid, como la ciudad misma, nunca deja de transformarse. Art Madrid, en su veinte edición, que se celebra del 5 al 9 de marzo en la Galería de Cristal del Palacio de Cibeles, no solo presenta las tendencias más actuales, sino que también nos invita a cuestionar nuestra forma de habitar el mundo.


Miska-Mohmmed. Suburbios. 2022. Cortesía OOA Gallery.


Tras un año de trabajo enfocado en la organización de esta nueva edición, nos encontramos en la cúspide del proceso: la feria está a punto de comenzar. Superada la fase más ardua, somos plenamente conscientes de nuestra misión: ser la plataforma que conecta a una inmensa diversidad de artistas con el público. Queremos que su voz llegue a ti, ya sea a través de nuestra comunicación o con tu visita a la feria.

Este año, Art Madrid reúne a cerca de doscientos artistas procedentes de veintisiete países, representados por treinta y cuatro galerías de diez naciones. Desde Taiwán hasta México; desde Cuba hasta Portugal; desde Italia hasta Brasil; desde Japón hasta España, trazando un itinerario por República Dominicana, Perú, Alemania, Sudáfrica, Francia, Reino Unido, Colombia, Uruguay, Venezuela, Bélgica, Polonia, El Congo, Países Bajos, Marruecos, Argentina, Eslovaquia, Sudán, Austria y Serbia. La riqueza y diversidad a las que nos vemos expuestos durante cinco días, indican que hoy los mapas van cambiando de lugar, o de color como reza el trovador en aquella canción. Ya no hablamos sólo de fronteras físicas; los mapas actuales son fluidos y transitorios. Representan nuestra identidad, nuestra memoria, nuestras conexiones humanas.


Ruddy Taveras. La llave del tesoro. 2024. Cortesía Galería Luisa Pita.


Los artistas de Art Madrid, con sus obras que abarcan desde la pintura hasta la instalación, nos invitan a explorar esta incertidumbre, a cuestionarnos y, sobre todo, a descubrir nuevas posibilidades.

Históricamente, los mapas han sido herramientas para comprender el espacio y situarnos en el mundo. Sin embargo, hoy más que nunca, esos mapas, como los territorios que representan, son cuestionables, han mutado, se han digitalizado, se han fragmentado. Y mientras esto ocurre, el arte sigue siendo el medio a través del cual, paradójicamente, podemos encontrar puntos de referencia, direcciones y sentidos. Art Madrid, al igual que otros grandes eventos que muestran el pulso del arte contemporáneo, no es ajeno a esta reconfiguración.


Khalid El Bekay. África. Díptico. 2024. Cortesía Galería Espiral.


Ante un sector que a veces peca de inercia, nos preguntamos cómo hacer que tantas miradas, estilos y discursos convivan en un mismo espacio durante cinco días. Esa pregunta nos lleva a una reflexión más amplia sobre los límites geográficos e ideológicos que hoy habitamos.

Las treinta y cuatro galerías participantes nos acercan a un universo de creadores que, aunque diversos en técnicas y enfoques, comparten una inquietud común: la necesidad de reinterpretar el mundo desde nuevas perspectivas. Lo que antes parecía inmutable, ahora se transforma constantemente. La globalización, la tecnología, la política y la crisis climática han alterado los mapas que antes nos guiaban. Pero en cada cambio hay una oportunidad, un territorio de creación. Y ahí es donde entra el arte: como un vehículo para imaginar nuevas cartografías.

Los mapas, como las identidades, son construcciones en permanente evolución. En lugar de marcar fronteras, hoy el arte nos invita a borrarlas. Con la presencia de más de treinta galerías internacionales, Art Madrid refuerza su carácter global y su capacidad para trascender lo geográfico. Aquí, los artistas no trabajan sobre mapas preexistentes; los reinventan con cada creación.


Francesca Poza. Emociones. 2024. Cortesía Galería Alba Cabrera.


Las obras que se presentan en la feria no están confinadas a un soporte. A través de la pintura, la escultura, la instalación y las nuevas tecnologías, los artistas exploran cómo nos posicionamos en un mundo donde las estructuras tradicionales son cada vez más fluidas. No buscan respuestas fáciles, sino que plantean preguntas esenciales: ¿Qué significa hoy pertenecer a un territorio? ¿Cómo nos afectan la globalización, la crisis climática y la era digital?

Art Madrid se convierte en un escenario donde los creadores dialogan con las grandes cuestiones de nuestro tiempo: desde lo geopolítico hasta lo emocional. Sus obras no solo buscan ser contempladas, sino que provocan, sacuden y transforman. Las fronteras del arte, al igual que las de los mapas, ya no son fijas. Ese es el reto que plantea la feria este año: cuestionarlas, expandirlas y redefinir el papel del arte en un mundo en constante transformación.


Okuda San Miguel. Born to be an angel. 2023. Cortesía 3 Punts Galería.


En esta reconfiguración, Art Madrid se posiciona como territorio donde las voces del arte contemporáneo nos ayudan a redibujar el mapa de la humanidad, tanto en su dimensión física como emocional. Porque hoy, las verdaderas fronteras no son sólo geográficas, sino también culturales, digitales y simbólicas y ser una ventana abierta a ese ejercicio experimental que es el de hacer arte, es el lugar en el que se pueden subvertir, y hasta atravesar, esas fronteras.