Art Madrid'24 – RODRIGO JUARRANZ: UNA APUESTA POR LA INNOVACIÓN Y LA ACTUALIDAD CONTEMPORÁNEAS

La galería Rodrigo Juarranz, fundada en Aranda de Duero en 2006 bajo el lema "Arte al alcance de todos", ha enfocado su actividad expositiva sobre la base del respaldo al arte más actual, promoviendo proyectos expositivos de artistas con tendencias novedosas pertenecientes tanto al ámbito nacional como internacional. Juarranz apuesta tanto por artistas consagrados como emergentes, siempre que su obra persiga la innovación dentro del arte contemporáneo, tanto desde el punto de vista temático como técnico.

En esta edición de Art Madrid, la galería burgalesa presenta la obra de seis artistas contemporáneos que destacan por su muldisdiciplinareidad. Amélie Ducommun, Beatriz Díaz Ceballos, Diego Benéitez, Jaime Sicilia, Jorge Marín y Marcos Tamargo, son los artistas que expondrán en el stand de Rodrigo Juarranz.

Marcos Tamargo

De la tierra al cielo, 2019

Óleo sobre tabla

180 x 180cm

Marcos Tamargo (Gijón, Asturias, 1982), artista insignia de la galería Rodrigo Juarranz, desarrolla su actividad artística entre Estados Unidos y Europa. Gran conocedor de las técnicas convencionales, ha sido el creador de un innovador procedimiento, que el propio autor ha designado como "Move-Art". Consiste en generar sobre un mismo soporte dos obras diferentes, una será percibida por el espectador de modo convencional, mientras la otra se hará visible tan sólo con la luz negra. Desarrollada con esta técnica encontramos su reciente serie de retratos dedicada a las mujeres galardonadas a lo largo de la historia con el Premio Nobel y a aquellas que lo recibirán en un futuro. Marie Sklodowska-Curie fue la primera mujer retratada de esta serie.

El artista asturiano ya había experimentado antes con esta técnica en su serie de retratos de los Premios Princesa de Asturias, con la que comenzó en 2011, retratando entre otros a Leonard Cohen o Haile Gebrselaise. En 2012 retrató al arquitecto Rafael Moneo y a los futbolistas Iker Casillas y Xabi Hernández.

Rodrigo Juarranz es la única galería que representa en España al mexicano Jorge Marín, artista que durante su trayectoria ha desarrollado una obra figurativa que se encuentra catalogada entre las más importantes del arte contemporáneo en México. En su búsqueda de identidad, y después de experimentar con múltiples disciplinas y materiales, Jorge Marín se decanta por el bronce y a partir de ahí toda su obra se configura bajo este noble y tradicional material que le permite generar en sus piezas una apariencia extremadamente mimética a los elementos de la materia viva que representa. Sus formatos oscilan entre la miniatura y la monumentalidad, apoderándose con esta última de los espacios públicos, en los que establece una conversación con el espectador en la que el arte, como él mismo confiesa, "es una herramienta indispensable para generar sociedades más reflexivas y pacíficas”.

Amélie Ducommun

Caja 1, 2019

Mixta sobre papel

26 x 26cm

Amélie Ducommun (Barcelona, 1983) presenta sus delicadas cajas de arte. Amélie representa en sus obras la naturaleza mediante un trazo de color texturizado con el que compone el paisaje y los elementos naturales que se interrelacionan en él. Todo ello desde la óptica cuestionable de la memoria. Algunas representaciones las sitúa en la superficie de las cajas, que a su vez sirven de custodia, a la manera de archivos que perduran.

Beatriz Díaz Ceballos (Oviedo, 1971), nos deleita en esta feria con una propuesta en la que la literatura se materializa en obras plásticas tridimensionales, donde el libro pasa de ser el soporte literario a convertirse en componente matérico de un arte meramente plástico. Los libros vomitan palabras y se transforman en formas escultóricas de gran belleza o generan bosques que afloran de su interior imaginario. Las letras se materializan mediante microfusiones de cobre en las que adquieren la naturaleza de originales esculturas que generan bellos poemas visuales.

Beatriz Díaz Ceballos

Torre I, 2015

Técnica mixta

15 x 26cm

Diego Benéitez (Zamora, 1986), inició su carrera expositiva hace una década y es uno de los artistas en los que Rodrigo ha confiado, ya desde hace unos años, para presentar sus últimas creaciones en Art Madrid. El artista zamorano, ejecuta en sus obras un compendio entre la figuración y la abstracción, plasmando en sus tablas cubiertas por una de las técnicas más tradicionales de la pintura, el óleo, unos sutiles paisajes en los que la simplicidad de los símbolos que lo configuran, reduciéndose en ocasiones a la horizontalidad de la aplicación del color, consiguen aportar a la obra una solemnidad tan vehemente que hace que nos sumerjamos en ellos.

El artista interdisciplinar Jaime sicilia (Madrid, 1970), se mueve entre medios tan variados como la pintura, la escultura, fotografía o video. Sicilia participa con su serie “Waldweben”, en la que podemos constatar la variedad y confluencias de materiales y técnicas que utiliza en sus obras. Acrílicos, pigmentos y emulsiones fotográficas se despliegan por soportes de madera, metal o plástico para crear una sutil realidad que nos adentra en el misterioso bosque de Wagner.

Diego Benéitez

El recuerdo que despierta, 2019

Óleo sobre tabla

120 x 120cm

Jaime Sicilia

Waldweben 09, 2019

13 Blatt roto y soporte de metal y plástico

140 x 140cm

Desde Art Madrid, nos planteamos una reflexión clave: ¿Es suficiente hablar de arte emergente, trabajar con artistas emergentes y ser una plataforma para su promoción? La realidad nos muestra que muchos de estos creadores, al inicio de su trayectoria profesional, enfrentan barreras estructurales como la falta de ayudas públicas, la ausencia de galerías que apuesten por ellos o el desinterés de las instituciones culturales.

Esta situación, constante tanto en el panorama español como en otros contextos internacionales, nos lleva a cuestionarnos: ¿Hacia dónde se dirige realmente el arte emergente? ¿Qué define a los artistas emergentes? ¿Y por qué tendemos a vincular lo emergente exclusivamente con la edad, como si lo que surge estuviera inexorablemente ligado a lo joven?

The V' Day in coiled dragon garden. Acrílico sobre tela. 180×90×5 cm. 2022. Sun Pei Mao. Representado en Art Madrid'25 por Yiri Arts.

El arte emergente no debería ser únicamente una categoría atrapada en lo nuevo o en una etapa vital específica. Debería ser un concepto dinámico, que abarque la frescura de las ideas, la valentía en las propuestas y la capacidad de desafiar lo establecido, independientemente de cuándo o cómo emerge un artista. Es hora de ampliar la conversación y repensar el lugar que otorgamos a quienes, desde cualquier rincón y circunstancia, deciden hacer del arte su forma de irrumpir en la escena artística.

El término "arte emergente" ha sido, desde sus inicios, un concepto nebuloso y profundamente dependiente de las estructuras que lo definen y lo promueven. Originalmente concebido como una categoría para describir a artistas en los primeros estadios de sus carreras, el concepto se ha transformado en un terreno disputado por galerías, instituciones y críticos de arte, convirtiéndose a menudo en un mecanismo más de mercado que en una designación de genuina promesa creativa. Pero en pleno siglo XXI, ¿aún tiene sentido hablar de "arte emergente"?

Sin título. Escultura. Madera, cera, aceite y taninos. 2022. Hirosuke Yabe. Representado en Art Madrid'25 por 3 Punts Galería.

En un mundo cada vez más hiperconectado, donde las barreras entre lo "emergente" y lo "establecido" se diluyen por la acelerada circulación de imágenes y narrativas artísticas, el término -podría- empezar a carecer de peso. Las redes sociales han democratizado, al menos en teoría, el acceso a la visibilidad de las obras de arte, lo que permite que artistas de todas las latitudes puedan proyectar sus trabajos a una audiencia global sin necesidad de intermediarios tradicionales. Este fenómeno plantea una interrogante clave: ¿qué es realmente "emergente" cuando un creador puede pasar de la anonimidad a la notoriedad viral en cuestión de horas?

La paradoja se profundiza cuando consideramos cómo el mercado del arte ha absorbido este concepto. "Arte emergente" ha pasado de ser una categoría temporal a convertirse en una etiqueta que alimenta el deseo especulativo. Sin embargo, esto frecuentemente deriva en una instrumentalización del artista, cuya obra es reducida a un mero vehículo de transacciones económicas. En este contexto, el concepto de "emergencia" no alude tanto al potencial de exploración o innovación como a una promesa especulativa de retorno financiero.

Chromatic Dream Space. Acrílico, óleo, resinas y aerosol sobre tela. 2024. Gemma Alpuente. Representada en Art Madrid'25 por Canal Gallery.

Y Emergente, ¿respecto a qué?

Otro problema fundamental radica en la relación entre la "emergencia" y los sistemas de poder que la legitiman. Tradicionalmente, la idea de un artista emergente sugiere una narrativa de ascenso, una transición desde los márgenes hacia el centro del reconocimiento institucional. Sin embargo, esta narrativa presupone una jerarquía cultural fija, donde los centros de poder (Nueva York, Londres, Berlín, entre otros) dictan qué es emergente y qué no.

En las últimas décadas, movimientos como el poscolonialismo y las teorías decoloniales han cuestionado estas jerarquías, señalando cómo perpetúan desigualdades históricas y geográficas. Bajo esta luz, etiquetar a un artista de una región "periférica" como "emergente" puede ser problemático, pues refuerza la idea de que su valor reside en su capacidad para adaptarse a los cánones impuestos por los centros culturales hegemónicos.

La máquina de desflorar. Acrílico sobre lienzo. 2024. Brenda Cabrera. Representada en Art Madrid'25 por Collage Habana.

El impacto de la tecnología y las nuevas formas de emergencia

En estos tiempos que corren, el panorama artístico está marcado por la tecnología digital, que redefine cómo se produce, distribuye y consume el arte. Plataformas como Instagram, TikTok y NFT marketplaces han creado nuevas vías de visibilidad y economías paralelas que escapan, al menos parcialmente, al control de las instituciones tradicionales. En este contexto, el arte emergente ya no está necesariamente vinculado a galerías o museos, sino a la habilidad de un creador para navegar en entornos digitales y construir comunidades virtuales alrededor de su obra.

Esto genera nuevas dinámicas que cuestionan la utilidad del término "emergente". Por un lado, se amplía la definición de qué puede considerarse arte y quién puede participar en su producción. Por otro, también se corre el riesgo de que la atención hacia lo "nuevo" y "disruptivo" se reduzca a una mera estrategia algorítmica, donde la calidad de la obra queda supeditada a su capacidad para generar interacciones.

Apple and Blue bear. Apple and larva. Escultura en cerámica. 2024. Yasuhito Kawasaki. Representado en Art Madrid'25 por Ting Ting Art Space.

¿Deberíamos abandonar el término?

Frente a estas complejidades, cabe preguntarse si el concepto de "arte emergente" sigue siendo útil o si debería ser reemplazado por otras categorías que reflejen mejor las realidades contemporáneas. Quizá una aproximación más fructífera sería enfocarnos en términos como "arte independiente", "arte descentralizado" o simplemente "arte contemporáneo", que eluden las connotaciones jerárquicas y mercantilistas inherentes al término "emergente". En definitiva, cuestionar el concepto de arte emergente no es solo una cuestión terminológica, sino un ejercicio crítico para repensar las estructuras que determinan cómo valoramos la creación artística. En un mundo donde las fronteras entre lo emergente y lo establecido son cada vez más difusas, quizá la verdadera emergencia radique en reimaginar las bases mismas de cómo concebimos el arte y su papel en la sociedad.

Sin título. Acrílico sobre lienzo. 2024. R.S. Babu. Representado en Art Madrid'25 por Gallery 1000A.

El arte contemporáneo es un territorio sin mapas fijos, un espacio fluctuante donde la única regla es que nada está escrito. En este contexto, la palabra emergente adquiere múltiples significados, porque el arte contemporáneo no solo es un producto que emerge del pensamiento o la técnica, sino que también se vincula con un proceso de emergencia constante. Os invitamos a repensar y cuestionar su definición más allá de prejuicios y conceptualizaciones reduccionistas, más bien, desde el ánimo y el compromiso por abrir nuevos derroteros hacia la comprensión del arte de nuestro tiempo.