Art Madrid'24 – PEDRO PEÑA GIL: Ver, como conocer

PEDRO PEÑA GIL

CONVERSACIONES INFINITAS CON ALFONSO DE LA TORRE

La obra de Pedro Peña Gil(Jaén, 1978) se encuentra con frecuencia con la historia del arte o, más bien, frente a la historia de las imágenes artísticas, Al cabo, dicho acontecer ha sido un continuo relato preguntando sobre la representación, la construcción de la imagen (las apariencias), deviniendo a su vez el propio relato la canónica historia del arte, esa “inmóvil a grandes pasos”, como decía Valéry del ”Aquiles” de Zenon. No siendo exactamente una narración de la claridad revelada sino, más bien, un encuentro sobresaltado de las imágenes con la pintura como quien decide emprender un viaje a la búsqueda del conocimiento. Encontrado con el museo, la escultura pública o el gran monumento, Peña señala cómo “cada obra recuerda y celebra la actitud de aquellos hombres que revolucionaron la forma de ver el mundo para siempre y cómo sus obras se han estabilizado en lugares dónde la luz de nuevo adquiere un simbolismo extraordinario. Ellos tomaron como meta buscar la luz, la misma luz que nos hechiza y revela el mundo bañándolo de colores ante nuestros ojos (…) homenajear la disposición que realmente nos mueve y da sentido a la existencia, la capacidad de asombro que seguirá llenando nuestra experiencia de luz y color”. En ese aspecto de derramar coloridos translúcidos sobre las imágenes, algunas de sus creaciones me han recordado el frottage de Max Ernst, las decalcomanías de Domínguez o las maculaturas de Tharrats. Tal da, pues se trata de una frecuente reinvención de preguntas que así, ad infinitun, en tal tensión, parecen crear propuestas de nuevos significados. ¿No es sabido, desde Warburg que referir ahora las imágenes es mencionar sus transformaciones, ímpetus, desplazamientos, experimentaciones?

SOLVE ET COAGULA

Hay algo en tus creaciones de cristalización de lo fluyente, aquello alquímico, ya sabes, disuelve y coagula. Tal sugiriendo un viaje entre luz y oscuridad a través de imágenes rituales de la historia del arte, quedamos asaltados por un fulgor frágil en su aire destellante. Poético encuentro de la fotografía y la pintura en una suerte de vindicación silenciosa de la superficie de las imágenes, al cabo, indiferencia de géneros: todo es pintura. Hay un aire de agitación, luz veloz y movimiento. Lo resultante una imagen que pareciere desbordada por una especie de numen luminoso. La mediación se consuma.

¿Podrías referirnos los procesos mediante los cuales seleccionas una imagen para después acometer el acto de pintar sobre ella? ¿Coincides en esa afirmación que hace disolver fronteras entre pintura y fotografía?

Soy un gran amante del arte y en todo mi viaje suelo visitar, cámara en mano, museos, monumentos y centro especializado que me llamen mucho la atención. Me gusta retratar las obras desde la mirada del espectador, remarcando el entorno en el que se encuentra. Solemos centrarnos siempre en admirar a una obra y extraerlos de la sala, del conjunto del espacio. Pero nuestro tiempo, su aquí y ahora está en estos museos. Después de muchos años, tengo un gran archivo fotográfico de todos los sitios que me gustan o que me han llamado la atención. Algunas veces voy a la búsqueda de una obra en concreto y selecciono la vista más impactante o menos usual. Y otras, simplemente doy con la imagen mientras navego entre todos los archivos. A partir de ahí, cuando la he seleccionado es cuando empiezo a trabajar.

Hace mucho tiempo que dejamos de pensar que el fotógrafo es un instrumento que canta una escena, y hoy en día valoramos su intervención en el resultado final, tal y como lo hace el pintor en recrear su realidad. Se analiza la obra en cuanto a términos reflexivos y se crea un escenario experimental en el que la fotografía sirve a la pintura y a la memoria. Bueno, la investigación que realizo en mi obra pasa por afrontar la creación desde el Todo. Vive con el Todo. Y es ahí donde surge la introspección del trabajo. Históricamente podemos recordar parte del trabajo de Man Ray a principios del siglo XX. Pionero en demostrar que pintura, escultura y fotografía juntas, podían abrir discursos artísticos poniendo de relevancia el contexto contemporáneo en que se recoge.

Pedro Peña Gil

Museum Hall Venus, 2022

Mixta, serigrafía con tintas UVI y resina epoxi pigmentada sobre madera lacada

120 x 120cm

TENSIÓN Y LIRISMO

Arrebato y lirismo, que no excluyen la reflexión, haciendo compatible la apariencia espacial con el recogimiento, la quietud junto a la muestra de un espacio libre y extenso: una suerte de explosión concentrada. Así, tus pinturas parecen portar los restos de un misterioso relato en ese fluido viajero entre lo lírico y lo mágico. Atmósfera de extraña tensión, abrasada en ocasiones en sus propios silencios, a veces veo también un aire cósmico. Pensaba, viendo tus obras, en algo que leí en Ricardo Piglia: “ser de vanguardia es estar a destiempo”. Te quería preguntar por ese viaje que, desde nuestros días y en actitud de vanguardia, sucede en muchas ocasiones entre estupefacientes imágenes antiguas.

¿Es malinconia o, más bien, el deseo de poner en cuestión las imágenes que nos llegan desde eso que he llamado antes la canónica historia del arte?

Bueno, la reflexión que me planteas es una de las posibilidades que se sugieren en mi obra. El arte en sí mismo es un misterio temporal que carece de respuesta. Pero de manera muy resumida,entiendo que la contemporaneidad, el ser contemporáneo tal y como lo planteó Gadamer, es un observar las actualidades desde la distancia sin coincidir exactamente en ella.

Pedro Peña Gil

Museum Hall Purple, 2022

Mixta, serigrafía con tintas UVI y resina epoxi pigmentada sobre madera lacada

180 x 180cm

EL MODELO INTERIOR

El arte ha sido siempre una señal de alerta. Y ha planteado secularmente cuestiones alejadas de lo que sería posible ver frente a los ojos proponiendo vislumbrar más allá de las apariencias, entre la fantasmagoría del mundo, en un permanente acto de tensionada transgresión. Una tensión con aire de contención espacial mas, dotada de aquello que Breton llamó el modelo interior, el viaje desde lo hondo a través de lo real-mental hacia la representación en el espacio. Tus creaciones muestran su ser en la distancia, tanto de su formación, como en el aspecto de su autonomía, lo cual no esquiva la presencia de formas de reconocimiento que nos son comunes. Riguroso e inquieto, queda sometida tu mirada a los misterios del ver, qué cosa sea la imagen mas, también la idea que tenemos de ella (la imagen que, decía Valéry, nos vuelve locos).

El arte como un modelo de conocimiento a través de las preguntas, sería la cuestión.

Nunca me he planteado el arte como una señal de alerta, más bien como un proceso encaminado a poner el foco sobre algo importante. A partir de ahí es cuando ese proceso intelectual puede generar un contenido que alerte, que llame la atención y que estimule la reflexión. El arte nace de las preguntas sobre uno mismo, sobre los demás y lo demás. El arte tiene la capacidad de explorar y expresar lo más oculto del alma humana. Nace de la necesidad de escrutar continuamente nuevos lugares en busca de respuestas. Es decir, en busca de conocimiento sobre las dinámicas que mueven el mundo y sobre los entresijos de la condición humana. En este sentido, lo que yo puedo aportar como artista en primer lugar, me sirve a mí y espero que pueda haber un espacio de reflexión hacia los demás.

Pedro Peña Gil

Museum Hall Yellow & Blue, 2022

Mixta, serigrafía con tintas UVI y resina epoxi pigmentada sobre madera lacada

180 x 180cm

POESÍA VISUAL

De alguna forma, desmaterializando el mundo de lo real que queda sometido con intensidad a las diversas visiones de tal poesía visual, tu trabajo parece proponer nuevas formas de mirar. Un gesto de interrupción, por eso considero puede así entenderse tu trabajo, como un corpus escandido donde parece haberse eliminado toda temporalidad. Pinturas protegidas contra los cambios de sentido, alejadas de las marcas del tiempo.

¿Crees que podríamos definir tu obra como poemas visuales?

Sí, efectivamente. Mi obra posee, o al menos esa es mi intención, algo de poesía visual. Es una poesía dedicada a ese momento trascendental de la recepción estética, el instante en el que se activa la afición del arte. Cuando trabajo en la obra, tengo muy presente el equilibrio, tanto de la composición fotográfica como de los colores para armonizar el conjunto y transmitir las emociones que deseo. Suelo remarcar de manera muy sutil, con un halo de color la obra para que destaque en su entorno. Pero lo hago de manera leve, ya que mi intención es dejar margen para que los espectadores puedan sentirse identificados en ese momento.

ENCONTRAR EL SENTIDO

El arte como verdad exige su aparición, mas asistimos a una tautología al hallar tu obra, tus imágenes, en el contexto de la exposición. Imagen que habla de las imágenes del arte, lo dijimos al comienzo. Anomalía entonces de las imágenes, en la galería, la Feria, la exposición o el museo, tus obras se encuentran, especulares casi, con otras y entonces, piensa uno, tratan de hallar su sentido a través de lo que, imagino, podrán ser contactos inéditos.

¿Cómo sucede ese encuentro?

Mi obra surge desde los espacios de consumo de arte de la actualidad. Se fundamenta la imagen del lugar en el que se da la experiencia estética. Yo, como un consumidor de arte más, trato de localizar el punto justo donde solemos crear las imágenes de las obras que nos han cautivado. No por casualidad, suelen ser muy similares. Sólo tenemos que ver las publicaciones de las redes sociales para darnos cuenta que algunas de estas obras ya tienen un lugar enmarcado dentro de las salas de museos, espacios de arte… Es a partir de ese encuentro, cuando sé que la imagen debe ser tratada.

Desde Art Madrid, nos planteamos una reflexión clave: ¿Es suficiente hablar de arte emergente, trabajar con artistas emergentes y ser una plataforma para su promoción? La realidad nos muestra que muchos de estos creadores, al inicio de su trayectoria profesional, enfrentan barreras estructurales como la falta de ayudas públicas, la ausencia de galerías que apuesten por ellos o el desinterés de las instituciones culturales.

Esta situación, constante tanto en el panorama español como en otros contextos internacionales, nos lleva a cuestionarnos: ¿Hacia dónde se dirige realmente el arte emergente? ¿Qué define a los artistas emergentes? ¿Y por qué tendemos a vincular lo emergente exclusivamente con la edad, como si lo que surge estuviera inexorablemente ligado a lo joven?

The V' Day in coiled dragon garden. Acrílico sobre tela. 180×90×5 cm. 2022. Sun Pei Mao. Representado en Art Madrid'25 por Yiri Arts.

El arte emergente no debería ser únicamente una categoría atrapada en lo nuevo o en una etapa vital específica. Debería ser un concepto dinámico, que abarque la frescura de las ideas, la valentía en las propuestas y la capacidad de desafiar lo establecido, independientemente de cuándo o cómo emerge un artista. Es hora de ampliar la conversación y repensar el lugar que otorgamos a quienes, desde cualquier rincón y circunstancia, deciden hacer del arte su forma de irrumpir en la escena artística.

El término "arte emergente" ha sido, desde sus inicios, un concepto nebuloso y profundamente dependiente de las estructuras que lo definen y lo promueven. Originalmente concebido como una categoría para describir a artistas en los primeros estadios de sus carreras, el concepto se ha transformado en un terreno disputado por galerías, instituciones y críticos de arte, convirtiéndose a menudo en un mecanismo más de mercado que en una designación de genuina promesa creativa. Pero en pleno siglo XXI, ¿aún tiene sentido hablar de "arte emergente"?

Sin título. Escultura. Madera, cera, aceite y taninos. 2022. Hirosuke Yabe. Representado en Art Madrid'25 por 3 Punts Galería.

En un mundo cada vez más hiperconectado, donde las barreras entre lo "emergente" y lo "establecido" se diluyen por la acelerada circulación de imágenes y narrativas artísticas, el término -podría- empezar a carecer de peso. Las redes sociales han democratizado, al menos en teoría, el acceso a la visibilidad de las obras de arte, lo que permite que artistas de todas las latitudes puedan proyectar sus trabajos a una audiencia global sin necesidad de intermediarios tradicionales. Este fenómeno plantea una interrogante clave: ¿qué es realmente "emergente" cuando un creador puede pasar de la anonimidad a la notoriedad viral en cuestión de horas?

La paradoja se profundiza cuando consideramos cómo el mercado del arte ha absorbido este concepto. "Arte emergente" ha pasado de ser una categoría temporal a convertirse en una etiqueta que alimenta el deseo especulativo. Sin embargo, esto frecuentemente deriva en una instrumentalización del artista, cuya obra es reducida a un mero vehículo de transacciones económicas. En este contexto, el concepto de "emergencia" no alude tanto al potencial de exploración o innovación como a una promesa especulativa de retorno financiero.

Chromatic Dream Space. Acrílico, óleo, resinas y aerosol sobre tela. 2024. Gemma Alpuente. Representada en Art Madrid'25 por Canal Gallery.

Y Emergente, ¿respecto a qué?

Otro problema fundamental radica en la relación entre la "emergencia" y los sistemas de poder que la legitiman. Tradicionalmente, la idea de un artista emergente sugiere una narrativa de ascenso, una transición desde los márgenes hacia el centro del reconocimiento institucional. Sin embargo, esta narrativa presupone una jerarquía cultural fija, donde los centros de poder (Nueva York, Londres, Berlín, entre otros) dictan qué es emergente y qué no.

En las últimas décadas, movimientos como el poscolonialismo y las teorías decoloniales han cuestionado estas jerarquías, señalando cómo perpetúan desigualdades históricas y geográficas. Bajo esta luz, etiquetar a un artista de una región "periférica" como "emergente" puede ser problemático, pues refuerza la idea de que su valor reside en su capacidad para adaptarse a los cánones impuestos por los centros culturales hegemónicos.

La máquina de desflorar. Acrílico sobre lienzo. 2024. Brenda Cabrera. Representada en Art Madrid'25 por Collage Habana.

El impacto de la tecnología y las nuevas formas de emergencia

En estos tiempos que corren, el panorama artístico está marcado por la tecnología digital, que redefine cómo se produce, distribuye y consume el arte. Plataformas como Instagram, TikTok y NFT marketplaces han creado nuevas vías de visibilidad y economías paralelas que escapan, al menos parcialmente, al control de las instituciones tradicionales. En este contexto, el arte emergente ya no está necesariamente vinculado a galerías o museos, sino a la habilidad de un creador para navegar en entornos digitales y construir comunidades virtuales alrededor de su obra.

Esto genera nuevas dinámicas que cuestionan la utilidad del término "emergente". Por un lado, se amplía la definición de qué puede considerarse arte y quién puede participar en su producción. Por otro, también se corre el riesgo de que la atención hacia lo "nuevo" y "disruptivo" se reduzca a una mera estrategia algorítmica, donde la calidad de la obra queda supeditada a su capacidad para generar interacciones.

Apple and Blue bear. Apple and larva. Escultura en cerámica. 2024. Yasuhito Kawasaki. Representado en Art Madrid'25 por Ting Ting Art Space.

¿Deberíamos abandonar el término?

Frente a estas complejidades, cabe preguntarse si el concepto de "arte emergente" sigue siendo útil o si debería ser reemplazado por otras categorías que reflejen mejor las realidades contemporáneas. Quizá una aproximación más fructífera sería enfocarnos en términos como "arte independiente", "arte descentralizado" o simplemente "arte contemporáneo", que eluden las connotaciones jerárquicas y mercantilistas inherentes al término "emergente". En definitiva, cuestionar el concepto de arte emergente no es solo una cuestión terminológica, sino un ejercicio crítico para repensar las estructuras que determinan cómo valoramos la creación artística. En un mundo donde las fronteras entre lo emergente y lo establecido son cada vez más difusas, quizá la verdadera emergencia radique en reimaginar las bases mismas de cómo concebimos el arte y su papel en la sociedad.

Sin título. Acrílico sobre lienzo. 2024. R.S. Babu. Representado en Art Madrid'25 por Gallery 1000A.

El arte contemporáneo es un territorio sin mapas fijos, un espacio fluctuante donde la única regla es que nada está escrito. En este contexto, la palabra emergente adquiere múltiples significados, porque el arte contemporáneo no solo es un producto que emerge del pensamiento o la técnica, sino que también se vincula con un proceso de emergencia constante. Os invitamos a repensar y cuestionar su definición más allá de prejuicios y conceptualizaciones reduccionistas, más bien, desde el ánimo y el compromiso por abrir nuevos derroteros hacia la comprensión del arte de nuestro tiempo.