HÉROES Y HEROÍNAS: LICHTENSTEIN EN LA FUNDACIÓN CANAL
2 oct. 2018
agenda
La Fundación Canal inaugura este jueves 4 de octubre una exposición dedicada a los carteles de Lichtenstein. La faceta de diseñador de este artista ha hecho de él un icono mundial en el ámbito de la cartelería. En esta muestra podrán verse un total de 76 piezas, y muchas de ellas viajan a nuestro país por primera vez.
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El Pop Art americano se identifica claramente con el trabajo de tres creadores paradigmáticos: Robert Indiana, Andy Warhol y Roy Lichtenstein, aunque cada uno de ellos desarrolló un estilo propio y singular que permite distinguir su obra dentro del conjunto del movimiento pop. Si Warhol se decantó por explotar la figura de los iconos mediáticos del momento con técnicas basadas en la reproducción en masa y la copia intervenida, Lichtenstein centró su trabajo en el cómic y la exploración de una estética igualmente iconográfica, aunque partiendo de personajes de viñetas. Su composición plástica, más próxima a las imágenes impresas de periódicos y magazines, se convirtió en un referente de este estilo artístico, basado en el fuerte contraste de colores, las figuras delineadas sobre fondos punteados y el recurso a motivos conectados con la publicidad y la novela gráfica.
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Su obra, en efecto, bebe de la corriente de la producción masiva donde se pone en duda la importancia de la pieza única, símbolo de una etapa ya superada de la historia del arte, para centrarse en ganar visibilidad mediante copias infinitas. Esta forma de abordar la creación artística no es sino un signo de los tiempo, un momento en que las fábricas y la industria llegan a la cúspide de su productividad y necesitan de un público ávido de objetos para sentirse parte de un sociedad hiperconsumista.
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Paradójicamente, los motivos elegidos por Lichtenstein para sus copias múltiples ironizan sobre los estándares heredados de una sociedad ya transformada pero que se resiste al cambio al imponer clichés y estereotipos. Sus piezas de mujeres con utensilios de cocina, atrapadas en la inercia de la cotidianidad, o los rostros de jóvenes en apuros, con una belleza estandarizada y representativa de los cánones pin-up aún presentes en los cómics, chocan con el rumbo cambiante de unos tiempos donde el individualismo gana protagonismo frente a la homogeneización de los gustos y las pautas de consumo. Sentirse únicos en el magma de la globalización, es una posición casi visionaria, en un momento de eclosión artística en que tal concepto ni siquiera había sido acuñado, que Lichtenstein logra transmitir sin caer en el dramatismo ni perder la frescura y la fuerza visual de su propuesta creativa.