Art Madrid'25 – AURORA VIGIL-ESCALERA, 35 AÑOS EN EL MUNDO DEL ARTE

La galerista asturiana Aurora Vigil-Escalera celebra 35 años de trayectoria profesional. Aurora tuvo su primer contacto con el arte cuando tenía 17 años, ayudando a su madre en un apartamento de la calle Ezcurdia en Gijón. Allí, Aurora vivió grandes charlas sobre arte y vio pasar un sinfín de autores que hoy forman parte de la nómina de artistas de su galería. En 1984, Angelines Pérez, madre de Aurora, abre junto a su padre Alberto Vigil-Escalera la galería Van Dyck.

En 2015, la galería Van Dyck cierra sus puertas y comienza un nuevo ciclo para Aurora, quien inaugura en Gijón ese mismo año, la galería que lleva su nombre. Hoy Aurora Vigil celebra los 5 años de galería con la firme convicción de que vocación, dedicación y disfrute son las claves del éxito como galerista. Siguiendo estos parámetros, Aurora Vigil presenta en Art Madrid una cuidada selección de obras de ocho artistas multidisciplinares con planteamientos y líneas discursivas diferentes, todos ellos con carreras artísticas asentadas.

David Morago

Cacatúa, 2016

Acrílico sobre madera

100 x 100cm

El artista David Morago (Madrid, 1975) exhibirá sus conocidas pinturas con representaciones botánicas y animalísticas, imágenes que ya forman parte del universo particular y de la iconografía del artista. Como si de un gabinete de Historia Natural se tratase, Morago provoca con sus retratos de animales y plantas, un efecto en el espectador que le traslada directamente al gabinete de curiosidades y maravillas del artista.

Del figurativismo más puro, pasamos al universo onírico de Rafa Macarrón (Madrid,1981), artista incondicional de la galería con un estilo personal y un lenguaje único, representa en sus obras figuras de llamativos colores con hidrocefalia y extremidades filiformes, así como personajes insólitos y únicos que reclaman todo el protagonismo de la obra.

El plano tridimensional estará representado en el stand de Aurora Vigil por las obras de los artistas Herminio (La Caridad, Asturias, 1945) y Pablo Armesto (Schaffhausen, Suiza, 1979), utiliza herramientas tomadas de la ciencia y la tecnología para hacer confluir en su obra el aporte de luces y como contrapartida de las sombras generadas por ella, en un alarde de experimentación espacial . Herminio, cuya obra ha acompañado a Aurora en todas las ediciones de Art Madrid, plasma en sus leves y etéreas piezas escultóricas sus preocupaciones más importantes como artista: el equilibrio, el movimiento perpetuo y el electromagnetismo.

Pablo Armesto

Eclipse menguante, 2019

DMF lacado y aluminio, fibra óptica y LED

120 x 120cm

Herminio

R26, 2017

Técnica mixta y campos magnéticos

52 x 30cm

El color es el elemento principal que se condensa en las obras de Juan Genovés e Ismael Lagares. El artista valenciano Juan Genovés se adentra, a partir de la figuración y en este caso representando personas en cúmulos de multitud, en el estudio del ritmo visual. Manteniendo siempre su espíritu provocador. Ismael Lagares con una factura colorista y una pincelada vibrante y rápida, distorsiona la realidad jugando con las texturas y los volúmenes.

Gorka García (Cádiz,1982) es uno de los artistas más jóvenes y con mayor proyección de la galería. En sus pinturas dominan los paisajes deshabitados y la ruina, siendo estos dos elementos el germen principal de sus composiciones. La poética de la ruina y el análisis profundo de la composición y las formas en sus obras definen el discurso del artista.

Juan Genovés

Arpegio, 2019

Obra gráfica muy intervenida a mano por el artista. Ed de 10

74 x 60cm

A los paisajes deshabitados de Gorka García, se suma la propuesta del artista asturiano Dionisio González, quien se estrena en la Feria con una selección de sus “arquitecturas imaginadas”, montajes fotográficos en los que el artista habita con arquitecturas propias paisajes urbanos abandonados, en ruinas o arrasadas por desastres naturales.

Dionisio González

Buraco Quente 2, 2019

Impresión digital en papel de algodón sobre dibond y enmarcado en madera lacada en blanco

125 x 260cm

Dionisio González

Dauphin X, 2019

Fotografía

180 x 300cm

Entrevistamos al “artista arquitecto de los deseos” para que nos hablase de las principales ideas y conceptos que plantea en las piezas que expondrá en Art Madrid, y de cómo en sus obras es capaz de manipular la realidad para mejorarla:

La galería Aurora Vigil-Escalera presenta tu trabajo en Art Madrid por primera vez, ¿cómo piensas que encajarán tus obras en la feria?

Aurora lleva 35 años de formación en el mundo del arte. Su profesionalidad y la calidad de su programa son inobjetables. El ex/centrismo, al ser una galería periférica de una ciudad Gijón de poca densificación poblacional, hace que su labor sea aún más compleja. Cuando se dan estas cualidades, tanto humanas como profesionales, es fácil encajar el trabajo artístico y espero que así sea durante la duración de Art Madrid, donde presentamos “Dauphín Island” y “Cartografías para a RemoÇao”.

En tus obras reflexionas sobre conceptos como construcción y destrucción, ruina y habitabilidad, ¿qué elementos definen tus ruinas “distópicas”?

“Dauphin Island” maniobra sobre una isla, en el estado de Alabama, que ha sufrido numerosas catástrofes naturales y para la que he propuesto proyectos arquitectónicos “bunkerizados” que configuran nuevas estructuras habitativas de resistencia para aquellos espacios previamente devastados por huracanes como “El Katrina”. El trabajo sobre las favelas de Brasil está relacionado con el deseo no sólo de intervenir sino de interferir en una problemática extrema, ya sea como proyectista o como regulador social. O sea, establecer un rol social en defensa de estos asentamientos proponiendo no su erradicación sino su saneamiento, que no es sino la intervención a partir de la “cartografía” ya existente. La favela nos muestra cómo la arquitectura urbana puede ser un asunto que se resuelve mediante una lógica popular.

Hablan de ti como “el artista sanador de ciudades”, ¿te han propuesto llevar al plano real alguno de tus proyectos?

He tenido muchos ofrecimientos en este sentido, pues los planteamientos constructivos, que aparecen en mi trabajo visual, tienen tanto un planteamiento crítico o teórico como un planeamiento urbanístico y arquitectónico detrás. Es decir; pueden ser edificados o consolidados en la empiria. Pero, sólo me plantearía ejecutarlos si son propuestos para los espacios que denuncian y la ideología que los ha articulado que, casi siempre, operan desde la vulnerabilidad o la problematicidad social.

Lil Blanc

CONVERSACIONES CON MARISOL SALANOVA. PROGRAMA DE ENTREVISTAS. ART MADRID’25

Lil Blanc (Madrid, 1993) empezó experimentando con texturas, evolucionó hacia los degradados y la investigación del paso de un color a otro. Así llegó a una abstracción con la que expresa sentimientos intensos. Comenzó su trayectoria fijándose en los acabados en alto brillo pero el formato de sus cuadros cada vez adquiere más peso y se convierten, cada uno de ellos, en una pieza escultórica prácticamente.

Las gradaciones suaves de color en sus lienzos recuerdan a cielos al atardecer, y su intención de capturar ese momento efímero surge de su propia experiencia al contemplar un atardecer de verano. La obra no solo se contempla, sino que se experimenta, invitando a una reflexión sobre el tiempo, la fugacidad y el espacio. Muy perfeccionista, piensa que menos es más, legado de su carrera como arquitecta. Sin artificios es una artista que logra contar una historia que no es evidente a primera vista pero que le otorga capas y capas de significado a cada pieza.


Touch the sky. Técnica mixta sobre lienzo y acabado en alto brillo epoxy. 2024. 100 x 100 cm.


¿Qué rol juega la experimentación en tu proceso creativo?

La experimentación para mí es algo innato y natural. El hecho de estar en constante producción hace que estés generando movimiento y flujo de ideas. Comencé con un tipo de obra más orgánica, cuyo protagonista eran las texturas, para ir dando paso a un degradado y con él el alto brillo. Y todo ello tiene su correspondiente búsqueda de perfeccionar la técnica. Ninguna obra es igual a la anterior, de hecho, siempre hay una búsqueda constante por hacer algo nuevo y diferente.


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¿Cuáles son tus referentes?

Encuentro una ventaja en haber hecho Arquitectura y no Bellas Artes, precisamente porque mis referentes son muy distintos a los del artista universitario, y ello por supuesto afecta a mi manera de crear. El "menos es más" de Mies van der Rohe, el color del Serpentine Pavilion de SelgasCano, el grupo Archigram y sus creaciones tan marcianas, son referentes que siempre me han gustado mucho y, por tanto, me han acompañado. Luego, por otro lado, las redes sociales me acercan mucho a artistas actuales. Por ejemplo, admiro la obra de Nick Thomm y sus piezas XXL en alto brillo, los degradados que hace “onekean_” o C. J. Hendry y el dominio del lápiz de color.


Kill Bill. Técnica mixta sobre lienzo y acabado en alto brillo epoxy. 2024. 100 x 100 cm.


¿Cuál es el diálogo interno más recurrente en tu dinámica creativa?

Para empezar, apenas escucho música mientras trabajo. Trabajo en silencio porque me permite pensar. El diálogo más frecuente tiene que ver con la propia obra que estoy creando. Pienso de qué manera voy a contar lo que estoy pintando, cuál es el puente con palabras para acercar al espectador. Pienso también en posibles preguntas y elaboro las respuestas. De hecho, me invento diálogos que hablan de la pieza. Y bueno, eso también influye en el proceso, porque si creo que puede haber algo contradictorio a lo que quiero contar, lo cambio en la propia obra.


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¿Cómo te gustaría que valoren tu obra?

Por un lado, a nivel artístico, me gustaría que las obras hagan felices a las personas, que calienten las estancias, que llenen un espacio de color, que se note su ausencia si no están; que el brillo refleje lo que ocurre en una habitación y los gradientes con la luz natural transmitan armonía y equilibrio. Y luego, por otro lado, el empeño es buscar la máxima calidad, la perfección. Trabajo desde el primer al último paso, cuidando el proceso de creación de la obra al milímetro. Soy muy perfeccionista y mi deber es conseguir que el espectador, simplemente contemplando la obra, sea capaz de percibir esto y la pieza hable por sí sola.


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¿Qué dificultades técnicas tiene tu trabajo ahora mismo?

La segunda parte del proceso es la que tiene mayores dificultades. Al final, el acabado en alto brillo para que quede perfecto conlleva mucha minuciosidad, cuidar todos los detalles de la cadena del proceso, respetar los tiempos, y pasa de ser un trabajo artístico al punto de convertirse en un trabajo químico. Por otro lado, el formato de pieza que yo manejo, que es de hasta tres metros, lo dificulta aún más. Pero aún así, al ver el resultado final, todo merece la pena.





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