CONVERSACIONES CON MARISOL SALANOVA. PROGRAMA DE ENTREVISTAS. ART MADRID’25
Gastón Lisak (Barcelona, 1989) llega al arte conceptual a través de un camino muy vinculado a su experiencia docente, la impartición de talleres y la experimentación con creaciones colectivas. Su trabajo parte de una rigurosa investigación en torno a la arqueología mundana, sobre la transformación del objeto anacrónico.
Su formación en el diseño le ha llevado a que muchos de sus trabajos estén relacionados con procesos industriales. Las técnicas de la industria aplicadas al arte, trabajar con desechos y convertirlos en frisos, da como resultado una serie de obras de enorme atractivo. Busca la belleza entre lo descartado, lo abyecto, cuestionando el concepto nuevo de hiperproducción. En definitiva, hacer que aquello que nos pasaría desapercibido nos detenga a observar. El juego está presente porque le importa el aprendizaje así como la recuperación de materiales.
¿Qué rol juega la experimentación en tu proceso creativo?
Yo creo que la experimentación tiene un papel crucial en mi trabajo, como nuevos materiales, nuevos procesos que vienen de la industria y que yo los aplico al mundo del arte. Al final, la experimentación va muy ligada al no saber cómo las obras van a acabar.
Vivimos en un momento en el cual tenemos mucha información, todo parece perfecto, todo el sistema, y el hecho de experimentar también implica el error, el que no salga como esperas, la sorpresa, el descubrimiento…
Mi trabajo se basa mucho en cómo poder entender las sociedades a través de los objetos que utilizamos. De repente, un objeto que se utiliza de forma masiva, un hiper objeto, hiper nuevo que aparece en todos lados, como puede ser un spinner o un angelito pequeño, actualmente, y que después desaparece en la nada.
Entonces, cómo a través del arte y de este descubrimiento de objetos de nuestro entorno, dentro de cincuenta, cien o doscientos años, podremos entender cómo vivíamos antiguamente. Al final todo este trabajo, es un trabajo que nos muestra y que deja constancia de un momento muy concreto en la Historia del Arte, en la historia de…, en la que estamos actualmente.
¿Cuáles son tus referentes?
Como a mucha gente, todos los referentes que yo tengo son personas que están alrededor mío y gente con la que creces diariamente. Sí que es verdad que viví un tiempo en Inglaterra y me fascinó el Fluxus, todo ese caos metido en cajas, como este mix de lo caótico y el orden absoluto. También lo aleatorio, lo random, lo inesperado, son temas que siempre me han fascinado.
El arte povera de Pistoletto, el rehusar, el darle un nuevo sentido a objetos de nuestro entorno. La obsesión compulsiva de Antoni Miralda con los objetos y su poder para escucharlos y entenderlos. Creo que son personas que a mí también me han influenciado mucho a lo largo de mi trabajo. Actualmente, por ejemplo, Joana Vasconcelos y el trabajo que hace como redescubriendo, repensando y recontextualizando objetos.
Además de las personas, lo que me fascina e inspira son los mercados. Los mercados son como museos al aire libre que cambian constantemente. Al visitarlos, uno encuentra objetos extraños que lo atraen, y de alguna manera, uno quiere acercarse para aprender más sobre qué son, de dónde vienen, por qué están ahí, qué historia tienen detrás. Gran parte de mi inspiración y mis referencias provienen del día a día, de las pequeñas interacciones, los errores, lo amateur, lo feo, lo extraño, lo raro de la vida cotidiana. A veces, trato de darle una vuelta a la rutina aburrida, al ciclo constante y a los recorridos repetitivos, intentando transformarlos y hacerlos siempre algo nuevo y distinto en mi día a día.
¿Cómo seleccionas los objetos que te inspiran?
Creo que a veces los objetos me eligen a mí y otras veces los elijo yo. Muchas veces, lo que elijo son objetos extraños, que no entiendo o que no tienen sentido. Por ejemplo, una de las cosas muy presentes en mi trabajo son las piezas marinas, objetos que provienen del mar o de la naturaleza, o objetos que son hiper nuevos. ¿Cómo podemos transformar algo efímero, como un plato de comida, en una pieza permanente, que se convierta en escultura, en un tótem, en algo para la posteridad? ¿Cómo hacer de algo pequeño, algo grande? Lo bonito de los mercados es poder descubrir en diferentes capas, ¿qué pasa si me acerco? Esos objetos que a lo mejor no tienen voz ni espacio, a través del arte podemos transformarlos y darles otro sentido y otra posición.
Para mí, cuando transformo objetos y les doy un nuevo significado, son como espacios para compartir pensamientos sobre cómo estamos viviendo hoy en día. También es importante que estos objetos sean fáciles de entender y conectar. En nuestro entorno hay mucho ruido visual, caos y estímulos. La gente pelea, las marcas nos intentan captar la atención, todo intenta apropiarse de nuestra mirada. En el arte, el trabajo que más me interesa es crear esa pausa, ese "espera, respira, entiende y valora lo que tienes a tu alrededor". El arte, en este sentido, es un ejercicio de pensamiento que permite una acción tanto al espectador como al partícipe del proceso. Es un espacio para inspirar y para accionar cambios.
No creo que podamos cambiar el mundo de la noche a la mañana, pero sí inspirar pequeños cambios que nos permitan ver la vida de una manera distinta. También me he dado cuenta de que muchos objetos que aparecen en mi trabajo los había visto en otros lugares. Un objeto que aparece en un mercado en Buenos Aires, de repente aparece también en Chile o en la Lagunilla de México. Estos objetos viajan globalmente, y eso me interesa mucho. Algunos de los objetos que viven conmigo y en mis obras están allí porque también los he visto o vivido antes.
¿Cuál es el papel de la naturaleza en tu trabajo?
Yo he crecido en el mar y lo amo; siempre ha estado presente en mi vida. Trabajando con objetos, si uno observa los gabinetes de curiosidades, el ser humano siempre ha tenido el impulso de documentar, coleccionar y poseer la naturaleza. En los mercados, siempre están presentes vestigios, piezas que provienen de lugares naturales, como conchas o corales, que cuando los ves en su lugar de origen, los admiras y aprecias.
Hoy en día, surge la pregunta: ¿qué es la naturaleza actual? ¿Qué impacto tenemos como seres humanos sobre ella y cómo incidimos? No podemos entender la naturaleza como algo separado de nosotros mismos; es un ecosistema donde hay simbiosis, y todos los seres deben convivir, también dentro de los objetos que creamos. Quizás no tenga mucho sentido tener estos nuevos objetos de moda, vendidos en masas, pero el arte nos permite reflexionar sobre estas cuestiones: cómo consumimos, qué consumimos, cómo lo hacemos, por qué lo hacemos y si tiene sentido en la actualidad.
Otro punto interesante sobre la naturaleza es su capacidad de inspiración. Siempre nos hemos inspirado en ella, y en mi caso, el mar y las caracolas me fascinan, así como todo lo que representa el misterio de ese mundo que se encuentra 10, 15, 20 metros debajo del agua. Mirar nuestro entorno a través de una lente más científica, como si fuera un laboratorio, nos permite aprender más sobre lo que nos rodea. Si voy a un mercado y analizo los objetos de forma sistemática, puedo obtener información de la misma manera que alguien analizaría una hormiga o una mariposa en un laboratorio.
¿Cuándo sientes que has llegado a la pieza final de una serie?
Para mí, el final de la obra es tan importante como el proceso de creación. Hay todo un camino, un descubrimiento, para llegar a realizar una obra. El final tiene su importancia, pero también lo tiene la historia detrás de ella. La obra está acabada cuando sientes que lo está, pero su valor no radica solo en el resultado final, sino también en todo el tiempo y el camino que ha llevado llegar hasta allí.
Una frase que me motiva mucho es "hacer extraño lo familiar y familiar lo extraño", de un poeta alemán llamado Novalis. Me inspira porque, en nuestro entorno, es interesante ver cómo podemos transformar objetos familiares en algo mágico, distinto y extraordinario. Es gratificante observar los objetos que nos rodean a través de una lupa, ver lo familiar transformado en algo raro, ya sea por su materialidad, su historia o el contexto en el que lo colocamos.
En los últimos años, he desarrollado una obsesión por esta dicotomía entre lo familiar y lo extraño, y cómo, a través de la curiosidad y el descubrimiento, podemos cuestionarnos y entender cómo vivimos hoy en día. Esto genera una pausa, un momento para reflexionar, porque vivimos en un mundo muy rápido, de constante movimiento, y creo que el arte nos permite detenernos y respirar.
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