De formación autodidacta, Iván Quesada está considerado como uno de los mejores retratistas nacionales y maestro de la figuración contemporánea por su dominio del dibujo, el color y la anatomía. Su obra se caracteriza por su ambición creativa y continua exploración de nuevas formas y fórmulas. Actualmente, su obra se desarrolla en tres vertientes entre las que destacan los lienzos, en los que la pintura deshecha está en constante tensión por escapar el tradicional dibujo y las explosiones de color dominan cada obra. Por otro lado, los carboncillos, que fueron los cimientos de esta nueva etapa de trazo rápido, energético y desenfadado, y que muestran escenas llenas de humor y personajes singulares. Por último, los pasteles al óleo son muestra de su incansable trabajo, investigación y conocimientos de la Historia del Arte; en ellos reinterpreta retratos clásicos, siempre desde la admiración y el respeto, comenzando con un boceto fiel que va perdiendo el realismo de sus facciones con cada nueva fase hasta lograr los divertidos rostros y delicadas atmósferas que son ya tan característicos del artista.