Su obra es una oda a la latente inocencia infantil, que una vez fue tan conocida por todos nosotros. Una oda al alegre niño interior que todos llevamos dentro. Inocencia, ingenuidad, curiosidad, aventura, pureza y alegría. Ana intenta reinterpretar el mundo sin reglas y sin límites, como haría un niño antes de que se le imponga el juicio social y las normas establecidas. Una exploración del abandono de la estructura formal. Sacando a la artista interior a la superficie y promoviendo la creatividad desenfrenada por limitaciones, la obra de Ana es tanto inocente como ligeramente absurda e incoherente. Ana se define como una artista emergente multidisciplinar cuya práctica transmite un espíritu espontáneo y a la vez emocional, inspirándose en las memorias de su infancia. Ana estudió Arte y Diseño en Cambridge y poco después Diseño de Moda la Universidad de Artes de Londres.