Lil Blanc es una joven artista española nacida en 1993 que, tras dejar su carrera en la arquitectura, se ha dedicado por completo a la pintura, aportando una visión espacial y escultórica a su obra. En sus piezas, juega con la percepción del espacio y la luz, integrando el uso de resina epoxi, lo que le otorga un acabado brillante que invita a la interacción con el entorno. La forma en la que sus obras reflejan la luz y el espacio circundante las transforma en superficies casi especulares, donde el observador y el espacio que habita se ven inmersos dentro del cuadro, evocando una dimensión paralela.

Las gradaciones suaves de color en sus lienzos recuerdan a cielos al atardecer, y su intención de capturar ese momento efímero surge de su propia experiencia al contemplar un atardecer de verano. La obra no solo se contempla, sino que se experimenta, invitando a una reflexión sobre el tiempo, la fugacidad y el espacio. Blanc logra que sus cuadros trasciendan la bidimensionalidad y se lean más como esculturas que como simples lienzos, una característica que, en gran parte, proviene de su formación arquitectónica.