Dario Basso
sobre Dario Basso
Caracas (Venezuela), 1966
El pintor Dario Basso se da a conocer a mediados de la década de los 80 tras asistir a los ""Talleres de Arte Actual"" del Círculo de Bellas Artes de Madrid donde contacta con Darío Villalba, Eduardo Arroyo y Gustavo Torner. Sus primeras obras muestran una clara herencia del informalismo español. En 1988 obtiene una beca para residir en la Cité Internacionale des Arts de París. En la capital francesa realiza una pintura cada vez más densa y corporal, trabajada muy encima del soporte.
Las referencias al mundo islámico y el respeto por la forma y textura de las telas infiere un sentido misterioso a las imágenes de su época parisina. Debido a su condición nómada, siempre reflejada en su obra, se mezclan aspectos exóticos, fruto de sus viajes por Senegal, Norte de África, la India o América del Sur, con el reflejo occidentalizante de sus estancias en Nueva York, París, Pissignano o Roma. Dario Álvarez Basso lo explica como ""un nomadismo vital, a la búsqueda de mitos e historias ajenos a la mirada occidental. Es construirte tu propio historial mítico, no el que te corresponde por origen"". Hoy en día expone individual y colectivamente tanto en ámbito nacional como internacional.
sobre sus obras
La obra de Darío Basso es una eclosión de vida y observación de la naturaleza, huellas casi fosilizadas sobre el lienzo y el papel impregnan gran parte de su producción. Hojas o flores adheridas a soportes, elementos orgánicos, aromáticos y tangibles construyen un vocabulario propio y personal. Basso se sirve del color para apoyar la materia y la forma, utilizando la pintura con desgarro e ímpetu. Es uno de los creadores más destacados de su generación, alejado de actitudes descriptivas o ilustrativas aprovecha sus recursos plásticos impregnando de vitalidad y coherencia en su extensa producción.